Posted: 24 Jul 2012 02:00 AM PDT
Hay mil formas de viajar por el mundo. Ésta entrevista es un intento de contar una forma de viajar y empaparse de mundo, una forma intensa de aventurarse en nuestro planeta en manos de un viajero español. O mejor, viajero nacido en España que según cuenta, no se siente extranjero en ninguna parte, y en cambio, se siente como en casa en muchos lugares del planeta.
Viajar como lo hace Antonio Aguilar implica estar movilizado por inquietudes más que por mapas (o mejor, por inquietudes situadas en un mapa), desplazarse sólo, haciendo autostop, livianísimo de equipaje (con una mochila como la que usamos alguna vez en el colegio), contar con presupuestos irrisorios y siempre, toparse con la hospitalidad en el lugar menos pensado. La idea, parece ser, es llegar bien lejos, encontrarse con lo distante y lo desconocido, internase en ese "otro mundo" que normalmente no sale en guías de viaje.
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Viajar de esa forma, puede incluir dormir una noche a mirando las estrellas desde un vagón de carga en el tren más largo del mundo (cruzando el Sahara mauritano); puede implicar aventurarse con el viejo método del autostop por Irak, hasta encontrarse con los "adoradores del diablo", o internarse en un país "invisible" o que no existe en los mapas. Viajar con ese estilo, puede sorprenderte con un pase por dos días compartiendo jornadas inolvidables en una de las últimas caravanas de camelleros nómadas.
Pero también, puede encontrarte en momentos a pura adrenalina, escapando de lo que intuías eran buenos anfitriones cerca de la frontera de Laos-China, que rato después de invitarte un té, te persiguen amenazantes machete en mano por unos sembrados. Son sólo algunas de las historias que se disparan en una serie de preguntas enviadas por mail a Antonio Aguilar.
Y Antonio lo cuenta con tanta naturalidad, que hace sentir que viajar de ese modo resulte el modo natural de viajar. Lo dice en su reseña en su blog Historias de nuestro Planeta:
"Cada vez que me echo la mochila al hombro, sediento de nuevas experiencias, siento que el viaje me da consciencia, que casi siento físicamente, de una pequeña pero nueva parte de mi, por ello mi aspiración es llegar a conocer todos los territorios de este planeta y, en consecuencia, a mí mismo."
Sus relatos derriban cantidad de tópicos y prejuicios sobre la idea de explorar el mundo, incluso sobre el mundo mismo, o sobre como nos dicen que es. Sus historias, a menudo parecen de otro planeta. Me animo a decir, que con tanto ímpetu y decisión, tal vez algún día pueda sentir que todo ese "otro mundo" es parte de su enorme casa.
Si hasta aquí llegaron, deberían estar intrigados por como viaja, por lo mucho que tiene que contar. La buena noticia es que hay mucho que leer, y otro tanto que aprender y repensar en sus respuestas :
1. Para empezar un viaje largo: ¿requiere mucha planificación o sólo dar ese famoso primer paso?
Mi opinión personal, que baso en mi experiencia, es que una vez dado el primer paso, el
resto viene solo. Viajando se aprende que las tantas preocupaciones que solemos tener de antemano son innecesarias, y una vez en el camino, nos parecerán además de chiste… Aparece un momento en que el viaje toma personalidad propia, y sientes que ni tú mismo lo estás controlando, que es él quien te lleva a ti. Suelo decir que no estoy viajando hasta que aparece ese punto. "Bastantes fronteras hay ya en el mundo como para ponerme más voluntariamente…" 2. Y una vez en viaje ¿seguir una ruta muy planificada, o a donde lleve el camino?
Bueno, con ciertos matices, es algo intermedio a ambos. Si tengo que volar, estoy ya
acotando de alguna manera la zona que visitaré, aunque una vez aterrizo, dejo que todo fluya libremente. Bastantes fronteras hay ya en el mundo como para ponerme más voluntariamente.
Todos los días leo libros de viajes, historia, religión y diarios de otros viajeros,
(particularmente los de la antigüedad, que me encantan) por lo que me es sencillo esté donde esté saber por dónde quiero ir y porqué. Además, pido siempre consejo a la gente local que voy conociendo en el camino, pues son, qué duda cabe, quienes mejor conocen su región.
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3. ¿Cómo es en el día a día tu forma de viajar?
Suelo llevar poco equipaje, que consiste en aparte de lo puesto: un par de camisetas y
pantalones, ropa interior, una prenda de abrigo, útiles de aseo (peine, cepillo de dientes, y dos botes pequeños con dentífrico y gel), una toalla pequeña que parece una bayeta, cámara fotográfica de bolsillo y un teléfono, con sus respectivos cargadores, amén de cuaderno y bolígrafo para apuntar mis impresiones. Por las noches voy lavando la ropa sucia, y como todo cabe en una mochila pequeña, de las que usaba cuando iba al colegio, siempre voy ligero. La mochila además me sirve para apoyar la cabeza cuando duermo a la intemperie, cosa que me ocurre bastante a menudo. "…nunca viajo de vacaciones, ni para descansar, sino para seguir intentando
Viajo para aprender de cómo se vive en las distintas zonas del mundo, y esto se traduce, en
esencia, en conocer a personas. Por tanto, mi "preocupación" consiste en buscar a quienes creo que, por su sabiduría, pueden aportarme conocimientos, con los que procuro ir resolviendo las dudas interiores que viajes y libros y las reflexiones que macero de ellos me van creando. Así, nunca viajo de vacaciones, ni para descansar, sino para seguir intentando comprender el planeta en que nací, las leyes que lo rigen, y a sus gentes.
Muchas de estas personas sabias las encuentro en monasterios, o en lugares dedicados a la
vida espiritual, como cenobios, ¡o hasta cuevas!, así que cuando viajo procuro pasar unos días en ellos, sin importarme de qué religión sean, pues todas me parecen herramientas para para el mismo fin.
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4. ¿Una lista de cosas que no se necesitan para viajar?
Lo único que es realmente fundamental para viajar es tener muchas ganas. El resto viene
solo. He conocido gente viajando con discapacidades físicas, en silla de ruedas, ciegos, sordomudos, menores de edad, muy longevos, e incluso personas sin, literalmente, una moneda en el bolsillo. A todos les unía la misma pasión por conocer el planeta en que han nacido sin intermediarios. "…he conseguido viajar largas temporadas con una economía irrisoria. Creo que el único secreto, si es que lo hay, es amar y sentir lo que se hace.…"
De forma más pragmática, con un pasaporte, algo de abrigo y un presupuesto escaso, pueden
cumplirse muchos sueños. El dinero es menos necesario de lo que a priori pueda parecer. Uno puede desplazarse en autostop, y hasta barco-stop. Siempre se puede dormir en estaciones, parques, hospitales, comisarias, o en casas de los amigos que se van conociendo en el camino. Para comer, cualquier país, por caro que sea, tiene mercados donde comprar frutas y comidas básicas, que no suponen gran desembolso. Evidentemente, no se tienen muchos lujos, pero así he conseguido viajar largas temporadas con una economía irrisoria. Creo que el único secreto, si es que lo hay, es amar y sentir lo que se hace.
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5. Y buenos sustos te has llevado también..
Sí, no han sido pocas las veces que viajando he tenido sustillos, aunque siempre los he
considerado un cierto "peaje" que he debido pagar por poder conocer lugares remotos o personas fuera de lo común.
Por ejemplo, la primera semana que pasé en India, estando en Cachemira, fui despertado por
un coche bomba. Al día siguiente, acabé desnudo en la calle con tres soldados apuntándome con sus rifles al tomarme por un terrorista. Pero pocos después, estaba en un monasterio budista cerca de la frontera pakistaní, donde compartí el modo de vida con los monjes durante varios días. "….nos echamos alguna risa, por lo que me sorprendió que poco después se levantasen, acercándoseme violentamente, machete en mano, voceando en laosiano. Asustado, sin entender nada, escapé por la ventana y empecé a correr, mientras me perseguían"
Aquella vez en la frontera de Laos-China, tras visitar unos poblados donde habitan unas
etnias que llevaba tiempo queriendo conocer, empecé a caminar siguiendo lo que intuía un camino. Al fin de éste, seguí marchando, siempre en dirección Norte, por lo atractivo que me pareció el bosque que atravesaba. Cayendo la tarde distinguí un asentamiento entre el follaje, al que al acercarme espanté a los niños pequeños, hice salir a todos de sus chozas, algunos con los ojos lagrimando. No compartía idioma alguno con ninguno de ellos, evidentemente. Aún así, fui invitado a lo que supuse su manjar: arroz con intestinos de gallina, servido en unas hojas enormes. Aquella noche, en que España se alzaba campeona del mundo de fútbol, compartí espacio en la cabaña del jefe, junto a su esposa y descendientes.
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Al día siguiente, volviendo (caminando dirección sur, intentando no
desviarme, para llegar a donde había partido), atravesé un campo de opio y entré a pedir agua en una choza en la que escuché ruido, pues la del río cercano no me sabía bien. Amén de agua, me dieron te, y con un inglés de garrafón hasta nos echamos alguna risa, por lo que me sorprendió que poco después se levantasen, acercándoseme violentamente, machete en mano, voceando en laosiano. Asustado, sin entender nada, escapé por la ventana y empecé a correr, mientras me perseguían. Afortunadamente la dormidera que fumaban hizo bien su efecto, y pude adelantarme rápidamente.
Sin embargo, la mayor sorpresa vino esa misma noche cuando, el monje que me acogió en su techo junto a la pagoda budista que velaba, me contó que aquel poblado en que había dormido llevaba treinta años aislado al haberse enfrentado a todos sus vecinos. Desde entonces nadie había entrado en él, ni ellos salido de él. Entonces entendí la peculiar atmósfera que veía el tiempo que compartí con ellos.
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6. Pero viajar vale la pena…"Mientras más viajo, por irónico o paradójico que pueda parecer, me doy cuenta de que
He pasado alguna noche en el calabozo, enfermado de una malaria que muy a punto estuve
de no contar, casi detenido por colarme en zonas prohibidas sin los permisos necesarios, o cerca de fracturarme algún hueso cuando el camello con el que crucé parte del Sahara mauritano decidió empezar a brincar para hacerme saltar de la montadura, entre otras cuitas poco habituales. Aún así, no soy capaz de explicar con palabras el cosquilleo que me recorre el cuerpo de pies a cabeza cuando, cada noche, todos esos momentos se evaporan en el olvido, mientras repaso con la vista el mapa-mundi, recordando las tantas experiencias gratificantes, conversaciones e instantes que, marcándome un antes y un después, parecieron justificarme toda una vida.
Mientras más viajo, por irónico o paradójico que pueda parecer, me doy cuenta de que
menos conozco el mundo, y las leyes que rigen su funcionamiento. Además me apercibo más de cómo de prejuiciada, dirigida y manipulada está la gran mayoría de la información que a diario digerimos. Si se quiere conocer la realidad del planeta en que naciste, no queda otra que echarse la mochila al hombro…
7 . ¿Cuáles son esos momentos, experiencias o lugares "impagables" que te brinda el
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Tomado de:
101 lugares increibles--------
Carolina Barreiro
Presidente de +ANTROPOLOGÍA
Grupo de Extensión Universitaria
Antropólogo en Proceso de Formación - Antropología UCV
Twitter: (@MCBarreiro) (@MasAntropologia)
"El medio más fácil para ser engañado
es creerse más listo que los demás."
Francois de La Rochefoucauld
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